martes, 14 de febrero de 2017

Maracuyá, pasionaria, parcha, parchita, chinola o mburucuyá (Passiflora edulis)

Es nativa de las regiones cálidas de Centroamérica y Sudamérica, especialmente la región amazónica del Brasil y hasta el norte de Argentina y Paraguay. Se cultiva comercialmente en la mayoría de las áreas tropicales y subtropicales del globo, entre otros países: Colombia, República Dominicana, México, Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay, Ecuador, Perú, Venezuela, Honduras, Costa Rica, Nicaragua, Panamá, El Salvador.

La fruta de la pasionaria es una baya oval o redonda, de entre 4 y 10 cm de diámetro, fibrosa y jugosa, recubierta de una cáscara gruesa, cerosa, delicada e incomestible. La pulpa, comestible y con sabor un poco ácido y aroma dulce, contiene numerosas semillas pequeñas. El color externo presenta grandes diferencias entre variedades; la más frecuente en los países de origen es amarilla, obtenida de la variedad P. edulis f. flavicarpa pero, por su superior atractivo visual, suele exportarse a los mercados europeos y norteamericanos el fruto de la P. edulis f. edulis, de color rojo, naranja intenso o púrpura. Esta variedad es conocida como gulupa en Colombia.

En Brasil, el centro de origen del maracuyá, era llamado por los indígenas “cosa que se come de sorbo”, por lo que la unión de las dos palabras significa "fruto que se come de un sorbo”; al conocerla los colonizadores, la palabra se degeneró llegando a la que hoy conocemos; ‘maracuyá’

Este nombre "maracuyá",  es introducido a las lenguas europeas a través del portugués. Es una corrupción del guaraní mburucuyá; etimológicamente mberu kuja, "criadero de moscas", por la dulzura del néctar que resulta atractivo para el desove de los insectos o más bien porque el contenido de sus frutos recuerda un grupo de moscas.  La palabra maracuyá proviene del portugués-brasileño maracuyá, de origen indígena, que significa "comida preparada en Totuma". 


La pasionaria es una enredadera trepadora que puede llegar hasta los 9m de longitud, de tallo rígido y leñoso, hojas grandes, lisas y de color verde oscuro. Sus raíces son superficiales. 
La flor se presenta individualmente; puede alcanzar los cinco centímetros de diámetro en las variedades silvestres, y hasta el doble en las seleccionadas por su valor ornamental. Es normalmente blanca, con tintes rosáceos o rojizos, en P. edulis; otras especies presentan colores que van desde el rojo intenso hasta el azul pálido.
                  
                       
                                  florecimiento de P. edulis

La apariencia de la flor, similar a una corona de espinas, indujo a los colonizadores españoles a denominarla el fruto de la pasión; su estructura pentarradial recibió una interpretación teológica, con los cinco pétalos y cinco sépalos simbolizando a los diez apóstoles (doce, menos Judas Iscariote y Pedro), mientras que los cinco estambres representarían los cinco estigmas. Finalmente, los tres pistilos corresponderían a los clavos de la cruz.

Durante el siglo XIX las variedades de uso gastronómico se introdujeron con éxito en Hawái, Australia y otras islas del Pacífico sur. Las condiciones climáticas favorables permitieron que la planta se adaptara rápidamente; en Hawái la explotación comercial no tuvo verdadero impulso hasta mediados del siglo XX pero la planta era frecuente en estado silvestre desde hacía décadas.
El éxito comercial de la producción de maracuyá, así como el valor ornamental de las flores, incitó a Kenia y a Uganda a intentar su cultivo en los años 1950; aproximadamente al mismo tiempo se introdujo la plantación comercial a Sudáfrica. No es seguro si fueron estas variedades o las cultivadas en Australia las que se introdujeron en la India a través de Sri Lanka, donde hoy se cultiva de manera doméstica.
El cultivo de la pasionaria se ha extendido a numerosas islas del Caribe, Israel, el archipiélago malayo y la Polinesia
El maracuyá, en Perú se descubrió hace más de cuatro siglos en 1569, por un médico español de apellido Monardes, quien escribió y documentó sobre el uso que daban los indígenas al fruto y a la planta, propagando así este conocimiento al viejo mundo. Para cuando este fruto comenzó a ser conocido en el mundo, ya era ampliamente empleado en la cocina peruana, mucho antes de la llegada de los españoles. Algunos dicen que era el ingrediente que sustituía al limón en la preparación de uno de los afamados platos bandera de los peruanos: El Ceviche. Su uso no se reducía al de simple ingrediente culinario, ya que sus propiedades medicinales eran bastantes conocidas.
Esta especie es sumamente apreciada por su fruto y en menor medida por sus flores, siendo cultivada en ocasiones como ornamental. La infusión de sus hojas y flores se utiliza, además, con efectos medicinales Las variedades en tamaño, color y sabor, actualmente 40 países utilizan la maracuyá en el campo comercial para satisfacer las necesidades del mercado.

Los cultivos comerciales pertenecen casi sin excepción a las variedades amarilla (P. edulis f. flavicarpa) y púrpura (P. edulis f. edulis).

                                                                                                                   P. edulis f. flavicarpa



                       
                                  P. edulis f. edulis   



La primera crece y se desarrolla muy bien en zonas tropicales; requiere más de 1000 mm anuales de lluvia y protección del viento y las heladas, pero es por lo demás más rústica y vigorosa que la maracuyá púrpura, produce cosechas más regulares; por su superior resistencia a los nematodos y otros parásitos, se utiliza a veces como pie para injertos de la variedad púrpura.
La segunda está mejor adaptada a zonas templadas, por lo que puede cultivarse a mayor altura; sus requisitos de pluviosidad son similares a los de la variedad amarilla.
La adopción de una u otra está dada con frecuencia por las preferencias gastronómicas. El cultivo de maracuyá amarillo está más extendido en Sudamérica, Hawái y Australia, mientras que en el África y la India las variedades púrpuras predominan.

Usos gastronómicos
El punto de madurez de la fruta está dado por su desprendimiento; la recolección debe hacerse en el suelo, manualmente. Sea para su consumo fresco o procesado, la cáscara no debe presentar daños externos de ningún tipo. Debe tenerse especial cuidado en no consumir la fruta antes de su madurez, puesto que presenta cianogénicos.
Ambas variedades se consumen crudas, en batidos y zumos, y en mermeladas.
Para consumirla en crudo no es necesario retirar las semillas. Puede comerse directamente de la fruta, una vez abierta, o utilizarse en macedonias; la cocina contemporánea la aprecia mucho en ensaladas con hojas verdes, donde su sabor ligeramente ácido ofrece una combinación sorprendente. También la flor puede utilizarse en ensaladas; es perfectamente comestible y sabrosa, aunque según la variedad pueda tener un ligero efecto sedante.
El zumo de la fruta —obtenido al prensar la pulpa o procesarla— es con frecuencia demasiado espeso para beberlo directamente; lo habitual es combinarlo con zumos de otras frutas, yogur, leche o simplemente agua.
La pulpa puede utilizarse para la confección de mermeladas; es recomendable para este caso no desechar las semillas, pues su contenido de pectina ayuda a la gelificación del producto. La cáscara es también rica en pectina, pero no resulta necesaria si se emplean las semillas.
Tanto el zumo como la pulpa pueden congelarse sin problemas; si bien el proceso afecta la textura de la fruta, el sabor se conserva sin cambios apreciables hasta un año.
La pulpa y zumo de la maracuyá son ricos en calcio, hierro y fósforo, además de vitaminas A y C.

En Colombia es muy común el uso de esta fruta en diversas preparaciones que van desde dulces y mermeladas hasta jugos, postres y néctares, siendo muy apreciada comercialmente por la gran popularidad que tiene dentro de la población debido a su sabor agridulce.
En México la fruta no fue bien conocida hasta principios de los años 1990, cuando se consolidó el mercado de la misma junto con algunos productores que tomaron la iniciativa de cultivarla. La variante amarilla del maracuyá es la que se vende en el país.
En Venezuela se prepara con las cáscaras previamente hervidas mezclándolas con el zumo del fruto una bebida espesa llamada en este país carato de parchita. También se puede mezclar el zumo con ron blanco, obteniendo así un cóctel llamado guarapita.

Otros usos
La pulpa, el zumo, las flores y la infusión de las hojas del maracuyá tienen un efecto relajante, mucho más pronunciado en el caso de la infusión, que puede utilizarse como sedante ligero o como calmante para dolores musculares o cefaleas; contiene varios alcaloide, entre ellos el harmano y el harmol.
En dosis normales — una taza o dos de infusión al día — ayuda a conciliar el sueño y puede tener además efectos antiespasmódicos; está recomendada también en caso de espasmos bronquiales  o intestinales de origen nervioso, así como para los dolores menstruales.
Posee también un ligero efecto vasodilatador, pero no se recomienda su utilización regular para evitar efectos tóxicos.
La flor de determinadas especies tiene efectos ligeramente alucinógenos.

https://es.wikipedia.org/wiki/Passiflora_edulis
http://www.repotur.gov.ar/bitstream/handle/123456789/4461/El%20maracuy%C3%A1%20Tesis.pdf?sequence=2

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